Beata Ana Catalina Emmerich
Nombre de María: visión de Ana Catalina Emmerich
Según costumbre de los judíos, ocho días después del
nacimiento de la Virgen, sus padres le impusieron el nombre de María. La liturgia, que ha fijado algunos días después de la Navidad la fiesta del santo nombre de Jesús, ha querido
instituir también la fiesta del santo nombre de María poco después de su Natividad.
El nombre hebreo de María, en latín Domina, significa Señora o Soberana; y eso es ella en realidad por la autoridad misma de su Hijo, soberano Señor de todo el universo. Gocémonos en llamar a María Nuestra Señora, como llamamos a Jesús Nuestro Señor; pronunciar su nombre es afirmar su poder, implorar su ayuda y ponernos bajo su maternal protección…
El nombre hebreo de María, en latín Domina, significa Señora o Soberana; y eso es ella en realidad por la autoridad misma de su Hijo, soberano Señor de todo el universo. Gocémonos en llamar a María Nuestra Señora, como llamamos a Jesús Nuestro Señor; pronunciar su nombre es afirmar su poder, implorar su ayuda y ponernos bajo su maternal protección…
VISIÓN DE LA BEATA CATALINA EMMERICH
Hoy vi una gran fiesta en casa de Ana. Los muebles
habían sido cambiados de lugar y puestos a un lado en las habitaciones del frente. Los tabiques de juncos, que formaban habitaciones separadas, habían sido quitados para poder disponer una
gran mesa. En torno de la sala vi una mesa amplia, baja, llena de platos y fuentes para la comida.
En el centro se había levantado un altar cubierto con un paño rojo y blanco, sobre el cual había una cunita también de rojo y blanco y una colcha celeste. Al lado del altar había un atril
cubierto, con rollos de pergamino conteniendo oraciones. Delante del altar había cinco sacerdotes de Nazaret con vestimentas de ceremonias. Joaquín estaba con ellos. En el fondo, en torno del
altar, había mujeres y hombres, parientes de Joaquín, todos con trajes de fiesta.
Recuerdo a la hermana de Ana, Maraha de Séforis y a su hija
mayor.Santa Ana había dejado el lecho; pero no asistió a la ceremonia, quedándose en la habitación, detrás del hogar.
Enue, la hermana de Isabel, trajo a la pequeña María, poniéndola
en brazos de Joaquín. Los sacerdotes se colocaron delante del altar, cerca de los rollos y recitaron en alta voz las oraciones.
Joaquín entregó a la niña al principal de ellos, el cual
alzándola en el aire, mientras rezaba, como para ofrecerla a Dios, la dejó luego en su cuna, sobre el altar. Tomó después unas tijeras de forma particular, con las cuales cortó
tres pequeñas guedejas de cabello a ambos lados de la cabeza y la frente de la criatura, quemándolas en el brasero. Tomó luego una caja que contenía aceite y ungió los cinco sentidos de la
niña, tocándole con el pulgar las orejas, los ojos, la nariz, la boca y el hueco del estómago.
Sobre el pecho de la criatura colocó un pergamino donde estaba
escrito el nombre de María. Luego se cantaron salmos y se sirvió la comida, la cual no pude ver.
Varias semanas después del nacimiento de María, vi a Joaquín y a
Ana que iban con la Niña al templo para ofrecer un sacrificio. La presentaron al templo con vivos sentimientos de piedad y agradeciendo a Dios de un modo parecido a lo que más
tarde hizo la Virgen Santísima cuando presentó al Niño Jesús y lo rescató del templo, según las prescripciones de la ley.
Al día siguiente entregaron su ofrenda, prometiendo consagrar la niña a Dios en el templo dentro de algunos años. Después volvieron a Jerusalén.
QUIEN FUE CATALINA EMMERICH
Anna Catalina Emmerich nació en Alemania en 1774 de familia muy pobre; tuvo
una vida de continuas enfermedades agravadas al quedarse inválida por un accidente.
En los últimos años de su vida, hasta su muerte en 1824, recibió
las visiones de la vida de Cristo, de la Virgen María y de la vida después de la muerte, así como otras videncias de sucesos que acontecerían tiempo después como el Muro de Berlín, el
Concilio Vaticano II, etc.
Con sus visiones en la mano descubrió Reynolds los restos de la ciudad de Ur de Caldea, y la recién descubierta morada de la Virgen en Efeso resultó ser también tal como ella la había
descrito.
Del mismo modo se descubrieron en 1981 los pasadizos bajo el
Templo de Jerusalén, que Ana vio al contemplar el misterio de la lnmaculada Concepción de María, dogma que no sería proclamado por la Iglesia hasta treinta años después de la muerte de esta
vidente.
Ana Catalina ha sido beatificada, el 3 de octubre de 2004 por Su
santidad Juan Pablo II en la Basílica de Roma ante más de mil peregrinos que acudieron a la ceremonia.
El prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, el cardenal José Saraiva Martins, al leer el decreto de reconocimiento del milagro, que abrió las puertas a la canonización de
Catalina Emmerich, constató ante Juan Pablo II:
«Llevó consigo los estigmas de la Pasión del Señor y recibió
carismas extraordinarios que empleó para consuelo de numerosos visitantes. Desde el lecho desarrolló un gran y fructífero apostolado. La vida de Anna Katherine Emmerick está caracterizada por
una profunda unión con Cristo y una «ardiente» devoción a la Virgen María. Servir a la obra de la salvación por medio de la fe y del amor es el aspecto en que la futura beata puede servir de
modelo a los fieles de hoy.»